Fundamentalmente es el conocimiento del Registro de la Propiedad para quien se dedica a la gestión inmobiliaria; el Registro es la base sobre la que se asienta el mercado inmobiliario.

Diversos aspectos nos ofrece el Registro de la Propiedad que remarca y resaltan esta importancia:

  1. Permite conocer los bienes inscritos y quienes son los titulares de los mismos, y, por lo tanto, quien puede transmitirlos.
  2. Permite conocer los gravámenes que sobre una finca pesan. Los que no estén inscritos en el registro carecen de importancia frente a terceros en virtud del principio de publicidad.
  3. Permite asegurar los bienes inmuebles frente a posibles contingencias a partir del momento en que se inscriben los títulos transmisores de derechos.
  4. Da fijeza y seguridad a las transacciones y al tráfico crediticio, especialmente al hipotecario, tanto por ser público el Registro como por presumirse que lo que el Registro dice es cierto en virtud del principio de legitimación.
  5. Permite seguir la historia de una finca a partir del momento de su inmatriculación.
  6. Se convierte en una fuente de financiación al permitir el aseguramiento del capital a través de la hipoteca. La hipoteca está garantizada por la finca y queda al amparo del Registro a partir del momento de su inscripción. Ello hace que puede conseguirse una financiación fácil teniendo la finca como garantía protegida registralmente.

El Registro de la Propiedad nace con el estado moderno, cuyo primer objetivo es la tutela del crédito como motor impulsor de la sociedad. El crédito necesita ser protegido, y desaparecida la prisión por deudas, la responsabilidad se convierte en meramente patrimonial. Es preciso el crédito para conseguir el desarrollo de una clase productiva y mercantil; se precisa el crédito para poner en marcha los engranajes sociales que generen a su vez dinero, a través de los impuestos, para mantener la burocracia del Estado.

El medio más específico para conseguir estos objetivos es proteger el crédito, y ello mediante la publicidad de la propiedad y de las cargas reales existentes sobre ella. Quien tenga un bien tangible, público, podrá gozar de crédito. Y con el dinero ajeno podrá poner en marcha industrias y proyectos que a su vez generarán nuevas riquezas que se invertirán parte en la compra de tierras, necesitando entonces el comprador la seguridad de la compra que efectúa. Sólo el Registro de la Propiedad puede dar estas garantías; sólo la publicidad que el Registro ofrece permite otorgar crédito.

El capital se siente seguro al conocer la titularidad de la finca y los gravámenes que sobre la misma pesan. El hecho de que lo no inscrito no le afecte es una garantía más.

Nace, pues, el Registro de la Propiedad como elemento absolutamente necesario para propiciar el desarrollo de la sociedad capitalista, del Estado moderno.